lunes, 17 de mayo de 2010

Hay instantes en que todo parece posible y todo puede cambiar. En que todo está al alcance de la mano. Fácil y bonito. Pero derepente llega la duda, el miedo a equivocarse y a no haber entendido bien lo que el corazón siente de verdad. Y puf. Nada. Una promesa fallida.


























Recuerdo que te dije: ¡Soy un caso extraño!
Tan fácil y tan simple, y no sé expresarlo.

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