sábado, 14 de agosto de 2010


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En mis pesadillas infantiles siempre estaba corriendo: trataba de escapar de un monstruo, o de un perro rabioso, o de un jugador de rugby con cara de neandertal y sin dientes. Solía despertarme justo antes de que me cogieran. No me sentía a salvo por ello. Es lo malo de las pesadillas, que no se resuelve nada. Nos despertamos en la mitad de la caída, o justo antes de que estalle la bomba, o completamente desnudos en un lugar público.

lunes, 9 de agosto de 2010

"Hay caminos que hay que andar descalzo, ya no te preocupes mas por mí, siempre me entra arena en los zapatos, esta vez me quedo aquí. Si 14 vidas son dos gatos, aún queda mucho por vivir..."